Revista Vórtice #20 La Tierra y sus habitantes “Bacterias superresistentes: un peligro latente”

Bacterias superresistentes: un peligro latente

Raúl Omar Salazar Martínez * autor

¿Alguna vez te has preguntado qué son las bacterias? Éstas son los microorganismos unicelulares más pequeños que existen en la Tierra y pueden vivir en lugares donde otros seres vivos prácticamente no podrían durar mucho. Una gran cantidad de ellas son beneficiosas e inofensivas para el ser humano y varias se encuentran en la piel y el tracto digestivo, proporcionando un efecto protector del sistema inmune. Además, existen bacterias que se utilizan en procesos de fermentación en la fabricación de alimentos y en biofactorías para la producción de fármacos.

Pero no todas las bacterias son buenas, también existen bacterias patógenas, que son microorganismos capaces de provocar un gran número de enfermedades infecciosas. Una vez que entran al cuerpo, las bacterias patógenas se multiplican de manera exponencial, causando daño celular, produciendo toxinas y otras proteínas responsables de enfermedades, como infecciones por estafilococos, faringitis estreptocócica, gonorrea, algunos tipos de neumonía y enfermedades diarreicas, entre otras.

Estos microorganismos patógenos se pueden combatir a través del uso de antibióticos. Históricamente la penicilina fue el primer antibiótico, descubierta en 1928 por Alexander Fleming, redujo de manera significativa la mortalidad por enfermedades infecciosas. Hasta nuestros días se han desarrollado un gran número de antibióticos, que son capaces de destruir o impedir el crecimiento de ciertos microorganismos patógenos. A pesar de los grandes avances de la ciencia, los antibióticos cada vez son menos eficaces y esto se debe a las estrategias de supervivencia que han desarrollado las bacterias a través de mutaciones genéticas, volviéndose inmunes a la acción de los antibióticos más habituales; esta capacidad es la que da origen a las llamadas “bacterias superresistentes”, característica que se debe al uso incorrecto de los antibióticos, así como a la presión ambiental por el empleo de desinfectantes y antisépticos en nuestra vida cotidiana. La Organización Mundial de la Salud (OMS) pone especial atención en bacterias de alto peligro, como Acinetocater, Pseudomonas, E. coli, Serratia, Proteus y varias enterobacteriáceas, por su alta resistencia frente a los antibióticos más potentes (tercera generación) y señala la gran importancia del desarrollo de nuevos antibióticos que sean capaces de atacar a aquellas bacterias que ya no pueden ser tratadas con los tratamientos actuales. Por fortuna, varios grupos de investigación trabajan en el descubrimiento y desarrollo de nuevos antibióticos que sean eficaces frente a las bacterias superresistentes, pero la lucha no es nada fácil, dada la gran diversidad genética de las bacterias y su extraordinario poder de adaptación.

Pero, ¿cómo se puede prevenir la resistencia bacteriana? Algunas de las estrategias que se deben considerar es el uso racional de los antibióticos, la forma de prescribirlos, la no automedicación y saber que los antibióticos son de uso exclusivo para tratar infecciones bacterianas y que no son eficaces para tratar virus, como los causantes de resfriados estacionales, la influenza y la gripe.

Cuando tu médico indique un tratamiento que incluya el uso de antibióticos, sigue las instrucciones al pie de la letra; los tratamientos inconclusos y prolongados aumentan significativamente la posibilidad de una infección resistente en el futuro.

La fármaco-resistencia es un problema de salud a nivel mundial y cada año aumenta el número de casos de muertes por enfermedades infecciosas, debido a que las terapias con antibióticos son cada vez menos eficaces.

Es de gran importancia crear conciencia del uso adecuado de los antibióticos y de esta manera asegurar una vida útil para futuras generaciones.

* Estudiante de licenciatura. Centro de Investigaciones Químicas, UAEM. omar.salazar1997@outlook.com

Revista Vórtice #20 La Tierra y sus habitantes “El agua: un recurso invaluable”

El agua: un recurso invaluable

Ma. Guadalupe Aranda Figueroa * autora

El desarrollo tecnológico, industrial y de servicios crece rápidamente, y con ello la demanda de recursos naturales. A su vez, la población es cada vez más numerosa, nunca antes en la historia de la humanidad los recursos naturales han tenido que soportar una demanda de poco más de 7 mil millones de habitantes.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que para el año 2050 la población del planeta se estabilizará en alrededor de 10 mil millones de habitantes, es decir, que por cada siete personas que vemos hoy, habrá 3 más. Pero el reto no es sólo por números; a medida que las sociedades se desarrollan, los patrones de consumo requieren de un mayor uso directo o indirecto de recursos, sobre todo tierra de tipo agrícola y agua dulce.

El agua potable es necesaria para cada organismo vivo en la Tierra. Se estima que de la cantidad total de agua, sólo el 2.5% es dulce y el 98.8% de esta agua se encuentra en el subsuelo o está en forma de hielo, y menos del 0.3% se encuentra en lagos, ríos y la atmósfera, siendo sólo esta cantidad la aprovechable para las actividades del ser humano. Por ello, podemos notar que el agua juega un papel vital en la economía mundial, por su amplio uso en la agricultura, sector que emplea aproximadamente el 65% del agua dulce, debido a los sistemas de irrigación ineficientes que ocasionan grandes pérdidas. Asimismo, el sector industrial consume el 25%, mientras que otros servicios urbanos, el uso en actividades domésticas y comerciales consumen aproximadamente el 10% restante.

Sin duda, uno de los problemas más críticos que vivimos en la actualidad es la escasez de agua, debido principalmente a la desproporción que existe entre la cantidad de agua generada en forma natural y la explotación de este valioso recurso. Además, en las últimas décadas, el sector industrial ha mantenido un rápido y continuo crecimiento, provocando el aumento en el consumo y la demanda de agua dulce para la realización de todos sus procesos, los cuales en consecuencia han aumentado los volúmenes de aguas residuales descargadas, provocando un impacto drástico en el medio ambiente.

En el Programa Nacional Hídrico 2014-2018, México contempla nuevas políticas y formas de gestión del recurso hídrico. El panorama del agua en México es preocupante, por lo que el gobierno de la república lo reconoce como un asunto de seguridad nacional, procurando el cuidado del agua y el saneamiento de las aguas residuales, y destaca que son metas relevantes a cumplir, enfatizando que la crisis del agua pone en riesgo el desarrollo que podría tener el país en los próximos años. Actualmente, el nuevo paradigma que enfrenta y tendrá que superar el hombre, es el mantener un desarrollo sostenible en materia de agua. Éste se basa en garantizar la satisfacción de las necesidades presentes de la sociedad, sin comprometer la satisfacción de las necesidades futuras, lo que significa un cambio en la forma de producir y de consumir, un cambio de actitud entre el hombre y la naturaleza, motivando a buscar sistemas de producción sostenibles, de bajos insumos naturales, de forma tal que mantengamos las reservas del capital natural.

La agricultura es otra de las actividades económicas de México que depende del clima. En el año tenemos época de lluvias y de estiaje (sequía); este último es uno de los fenómenos naturales que más daño causan a la población del mundo en general, incluso en zonas consideradas como lluviosas, por lo que estamos expuestos a su eventual ocurrencia. En México se han presentado sequías de manera frecuente y persistente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la última sequía reportada entre los años 2011 y 2012, afectó más del 80% del territorio nacional y causó pérdidas superiores a 16 mil millones de pesos tan sólo en el sector agropecuario; además, provocó serios problemas de desabasto de agua en las comunidades rurales de las regiones más áridas y vulnerables del país.

Por tanto, este recurso vital debe ser considerado como uno de los principales componentes del capital natural de una nación, y debemos analizar su uso racional, su reposición y su conservación, para garantizar la sostenibilidad de la estructura económica. Si bien hoy en día contamos con mayor conocimiento científico y desarrollo tecnológico para hacer frente a la crisis en materia de agua, es necesario complementarlo con una adecuada toma de decisiones, planeación estratégica e implementación de acciones, como el desarrollo y aplicación de tecnologías sustentables, cuidando atender los aspectos de carácter político, económico y social, que permitan adoptar medidas de regulación que conduzcan a una gestión apropiada del valioso recurso hídrico.

* Estudiante de maestría. Facultad de Ciencias Químicas e Ingeniería, UAEM. g.aranda.iq@gmail.com

Revista Vórtice #20 La Tierra y sus habitantes “Bueno, bonito y barato para la restauración”

Bueno, bonito y barato para la restauración

Yakin Acosta García * autor

Al mirar un paisaje, por lo general notamos los aspectos evidentes, los árboles, los ríos, las nubes, etcétera; sin embargo, esto es sólo a primera vista y nos limita saber si esa era la condición original. Este es el caso de los bosques del centro de México, los cuales prácticamente son desconocidos, lo que representa un sesgo para su valoración. En este contexto, hace algunos años, cuando comenzó mi acercamiento con la biología, de manera familiar hacíamos pequeñas caminatas por el bosque y eran notables las zonas sin árboles. Esto despertó mi curiosidad por saber la causa de esa condición y también saber si existía alguna forma para poder revertir el problema. Ante todo esto, un día de clases escuché el término “restauración ecológica”, que en pocas palabras significa «orientar los ecosistemas, como los bosques, los pastizales y los matorrales, para que tomen el rumbo natural»; y así fue que surgió un sinfín de preguntas, las cuales tenía que responder y por lo tanto, decidí trabajar con este tema.

En el camino aprendí por ejemplo, que en su mayoría, los proyectos de restauración han sido llevados a cabo en áreas con clima cálido y muy pocos en clima templado. Esto considerando solamente aquellos proyectos que retomaron los aspectos obligatorios de este tipo de acciones, como el uso de especies nativas —definidas como «aquellas especies que son locales»— y tomar como guía el modelo de sucesión ecológica, que se refiere al «cambio que se da en fases, de manera natural, en los ecosistemas que han sido afectados por alguna actividad humana o un desastre natural, como una erupción volcánica». Un problema común en este tipo de proyectos es confundir el término reforestar con restaurar; para aclararlo, definiremos la reforestación como la acción de plantar especies con crecimiento arbóreo. Es importante mencionar que la restauración ecológica no es una receta de cocina, pero sí debe seguir los conceptos antes mencionados, así seguramente tendremos menor cantidad de errores y será un poco más fácil llegar a nuestro objetivo.

Recapitulando, topamos con la realidad y comprobamos que la práctica es mejor que la teoría, ejemplo de ello es el corredor biológico Chichinautzin, ubicado en la porción norte del estado de Morelos, que está categorizado como área de protección de flora y fauna, y que presenta graves problemas de deforestación, donde se han invertido cantidades considerables de recursos económicos que no han tenido un efecto positivo. Ante la compleja situación en esta región, se desarrolló la alternativa para producir especies forestales nativas a un bajo costo económico y ambiental, además de generar plantas de alta calidad, lo que representa una probabilidad elevada de sobrevivencia. Todo lo anterior usando suelo de la región, aserrín y estiércol de ovinos en diferentes cantidades, elementos que son abundantes y de fácil acceso en la mayoría de los municipios que están incluidos en el corredor biológico y que a diferencia de los fertilizantes que se emplean en un vivero forestal tecnificado, no generan impactos negativos hacia el ambiente. Esta alternativa está orientada a aquellas personas interesadas en restaurar áreas que perdieron productividad agrícola a causa de la erosión, o que por no poseer la cantidad mínima de área de terreno, no son sujetos de programas financiados por la Comisión Nacional Forestal. Estas circunstancias son problemas comunes en dicha región. Con este difícil escenario, el camino resulta extenso, dando la oportunidad a la participación de todos los sectores de la sociedad en la importante práctica de la restauración ecológica, no con el fin de comprobar un gasto, sino con el objetivo de mantener los bienes y servicios ambientales, como la captura de carbono, la recarga de los mantos freáticos, la regulación del clima y la formación de suelo que el corredor provee a todo el estado de Morelos.

* Estudiante de maestría. Centro de Investigaciones Biológicas, UAEM. acosta.yakin@gmail.com

Revista Vórtice #20 La Tierra y sus habitantes “Hoteles verdes Un nuevo concepto de sustentabilidad turística”

Hoteles verdes Un nuevo concepto de sustentabilidad turística

Selina Valero Ortiz * autora

La ciudad de Cuernavaca, del estado de Morelos, es favorecida por un cálido clima, por lo que es conocida internacionalmente como “La ciudad de la eterna primavera”. Esto ha propiciado que miles de turistas nacionales e internacionales elijan al estado de Morelos y particularmente a Cuernavaca, como uno de los principales destinos turísticos de México.

Actualmente en Morelos existen 531 hoteles, lo que equivale a 13028 cuartos. Sin duda alguna, esta industria ha favorecido el crecimiento económico del estado, siendo un detonador del desarrollo local y regional a través de la difusión de atractivos culturales y naturales. Sin embargo, los impactos que estas actividades producen en el ambiente no se han cuidado y atendido adecuadamente. Se estima que la prestación de los servicios turísticos genera una serie de contaminantes por el uso de aires de enfriamiento, que emiten gases de efecto invernadero a la atmósfera; la contaminación de cuerpos de agua; cambio en el uso de suelo; extracción de agua dulce y uso de la agricultura para la elaboración de los alimentos, entre otros.

Para reducir estos impactos, en 1993 la Organización Mundial del Turismo propuso el término “turismo sustentable”, definido como el modelo que satisface las necesidades y expectativas de los turistas y al mismo tiempo protege la biodiversidad e integridad cultural de la región en donde se ubica.

Derivado de los efectos de deterioro ambiental que estamos presenciando a nivel mundial, los turistas, principalmente extranjeros, exigen con mayor frecuencia que los establecimientos estén alineados a este tipo de turismo .Según un estudio realizado por el Instituto Tecnológico Hotelero, el 90% de los viajeros elige un hotel sustentable, lo que ha propiciado un nuevo reto para las empresas turísticas, principalmente hoteles, ya que la gran mayoría de ellas no cuenta con instalaciones sustentables y se requiere de fuertes inversiones para poder implementar estas prácticas.

El panorama del estado de Morelos no es muy alentador a este respecto, actualmente sólo un hotel en Cuernavaca cuenta con el certificado de turismo sustentable. Esta situación indica la necesidad de sumar esfuerzos de gestión para el sector hotelero en nuestro estado. Apostar por su sustentabilidad mejorará el mercado morelense en materia turística, porque hoy en día el aspecto ambiental y sustentable se ha expandido y los turistas requieren de espacios naturales y ecológicos, que sean dirigidos por líderes responsables con el ambiente y la sociedad.

Ante esta situación, la Secretaría de Turismo de México (SECTUR), con el objetivo de crear destinos turísticos sustentables, implementó el Programa de Turismo Sustentable, el cual es una herramienta de planeación, mediante la aplicación de un sistema de indicadores de sustentabilidad, que permite a los dueños de las empresas turísticas tomar decisiones para mejorar las condiciones del destino en términos de desarrollo sustentable.

Pero, ¿qué es un hotel sustentable?

Para ser considerado un establecimiento de este tipo se deben adoptar medidas, de tal modo que se tenga el menor impacto ambiental. Para ello se tienen que implementar tecnologías para el ahorro de energía, como los paneles solares, iluminación led, calentadores solares y sistema de climatización eficiente; sistemas de ahorro de agua en sanitarios y regaderas; separar y reciclar residuos, utilizar productos biodegradables y consumir productos locales, entre otras muchas tecnologías que pueden ayudar a disminuir su huella ecológica. Además es necesario considerar la calidad de vida de los trabajadores, con un puesto de trabajo seguro y digno, en el que puedan asegurar su bienestar.

En la actualidad es necesario difundir temas ambientales, el sector hotelero es una oportunidad para ir creando una conciencia ambiental en los turistas, por lo que es necesario seguir estableciendo estrategias que en conjunto con los sectores educativos, gubernamentales y privados, impulsen el crecimiento del desarrollo sustentable en el estado de Morelos. Ante las necesidades de investigación y desarrollo en los servicios de hospitalidad amigable con el ambiente, actualmente en la Maestría en Ingeniería Ambiental y Tecnologías Sustentables, se están realizando investigaciones que contribuyen a la generación de conocimientos en este sector de importancia económica para el estado y el país.

* Estudiante de maestría. Facultad de Ciencias Químicas e Ingeniería, UAEM. sely.valero@gmail.com

Revista Vórtice #19 La Tierra y sus habitantes “Cuernavaca, Ciudad Verde”

Cuernavaca, Ciudad Verde

Ivonne Yazmín Arce García * Autora

El término Ciudades Verdes está de moda, y cada día es más frecuente leer o escuchar que en diferentes partes del mundo existen ciudades que se están transformando para ser o convertirse en verdes o sustentables, mediante la implementación de actividades ecológicas que presentan grandes beneficios para sus regiones, minimizando con ello el impacto negativo de las actividades diarias del ser humano sobre el entorno, lo que las vuelve valiosas y las distingue como comunidades vanguardistas.

De acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), una Ciudad Verde o sustentable, es aquella que, sin forzar los ciclos naturales de su región, asegura los procesos productivos y de consumo de la sociedad que radica en ella, tanto en su consumo directo, como en el intercambio de recursos por desarrollos tecnológicos, bienes de capital y de consumo duradero en el tiempo y en el espacio. Por lo que una Ciudad Verde será aquella donde exista una adecuada movilidad, considerable ahorro de energía, eficaz aprovechamiento de los recursos hídricos, disminución de la contaminación (visual, física y auditiva) y la creación de espacios públicos agradables para el esparcimiento.

Visto de esta forma, ¿cómo podrá nuestra hermosa ciudad de Cuernavaca, Morelos, llegar a ser una Ciudad Verde, para que continúe siendo considerada y elegida para tener una mejor calidad de vida, debido a que es privilegiada por sus condiciones climatológicas y por ello orgullosamente denominada en México La ciudad de la eterna primavera y que favorece escenarios laborales por la cercanía con la Ciudad de México?

¿Podrá Cuernavaca cambiar su situación actual y llegar a condiciones de sustentabilidad? La ciudad ha crecido y se ha poblado sin planeación, lo que origina que muchas familias no cuenten con los servicios básicos, como el abastecimiento de agua potable o el servicio de recolección de la basura (orgánica e inorgánica), regada por las calles y avenidas.

Ante este escenario, es necesaria la colaboración conjunta entre sociedad y gobierno, para realizar y pilotear prácticas limpias desde casa, comunidad, escuelas, supermercados, industrias, hospitales, ayuntamiento y todos los sectores involucrados en una colonia o unidad habitacional, lo que permitirá el desarrollo de una cultura colectiva y una responsabilidad social.

Para generar un detonante de este hecho en una micro-sociedad de economía media, se ha planteado, como proyecto de maestría de quien suscribe y bajo la dirección de la doctora María Guadalupe Valladares Cisneros, trabajar arduamente con una unidad habitacional multifamiliar (UHM), en la cual se comparten, además del espacio físico, los servicios básicos requeridos para una adecuada calidad de vida.

Actualmente, algunas UHM de nuestra ciudad dan la apariencia de descuido y a simple vista se podría decir que están lejos de formar parte de una Ciudad Verde, por la carencia de servicios que muestran. Sin embargo, a pesar de tener estos aspectos en contra, es necesario trabajar con las personas que habitan y se desarrollan en una UHM, para formar e implementar técnicas ecológicas sencillas, a partir del aprovechamiento de sus espacios y de la disposición adecuada de los residuos que generan a diario. Porque es erróneo afirmar que una Ciudad Verde sólo está ligada a nuevas edificaciones, con planeación de espacios, modernas instalaciones y arquitectura bioclimática (alineación de la construcción para aprovechar los beneficios de los recursos naturales: agua, viento, radiación solar, condiciones óptimas de suelo),lo que las haría sustentables. Si bien estos nuevos desarrollos de vivienda son modernos de inicio, de alto valor agregado y onerosos, actualmente en Cuernavaca el porcentaje de los mismos es bajo.

Por ello es necesario enfocar propuestas y canalizar esfuerzos hacia las microsociedades existentes en la ciudad, valorando sus condiciones y situación actual, para que a partir de estos hechos se innove en el aprovechamiento de sus recursos, se adapten, renueven y mejoren sus condiciones y prácticas, para detonar una cultura con enfoque y visión sostenible en las personas que habitan las UHM. El trabajo en la esfera social es uno de los pilares de mayor importancia para que nuestra ciudad comience a exhibir cambios de conciencia y hábitos de sus habitantes, que muestren el beneficio real que se obtiene al acoplarse a una nueva forma de vida ecológica, y logremos convertir a Cuernavaca, Morelos, en una Ciudad Verde más para el mundo.

* Estudiante de maestría. Facultad de Ciencias Químicas e Ingeniería, UAEM. yaz_black03@hotmail.com

Revista Vórtice #19 La Tierra y sus habitantes “Hongos en las profundidades del mar”

Hongos en las profundidades del mar

Ramón A. Batista García* autor

Las profundidades marinas no sólo albergan secretos de piratas y de barcos hundidos por guerreros de antaño; en lo profundo del mar podemos encontrar una inmensa diversidad de organismos: peces, esponjas, cangrejos, erizos… y también microorganismos.

Entre los microorganismos que habitan los fondos marinos se encuentran los hongos, aunque no son los mayoritarios. Los hongos son organismos excepcionales; nos asombran por su diversidad, su metabolismo y su capacidad de crecer sobre una gran variedad de sustratos.

Los hongos que habitan profundidades mayores a 700 m han sido muy poco abordados, sin embargo, en la comunidad científica internacional existe una gran expectativa sobre las ventajas biotecnológicas que pueden ofrecer estos organismos. Algunas investigaciones se han centrado en el estudio de hongos que viven muy estrechamente con las esponjas, las cuales son invertebrados marinos primitivos, que filtran diariamente miles de litros de agua de mar. En su interior se concentra una gran cantidad de animales microscópicos, plantas y nutrientes, que en su conjunto constituyen un medio ideal para el crecimiento de microorganismos como los hongos.

El Centro de Investigación en Dinámica Celular, en conjunto con investigadores de University College Cork (Irlanda), trabaja en la caracterización de hongos aislados de esponjas marinas, endémicas de la plataforma irlandesa. Se han aislado aproximadamente 14 hongos de estas esponjas.

Actualmente se trabaja en la caracterización del potencial biotecnológico de estos hongos para la producción de péptidos microbianos como posibles agentes terapéuticos, y en paralelo, se analiza la posibilidad de usarlos en estrategias de micorremediación (uso de hongos para la biorremediación de contaminantes).

Los fondos marinos están sometidos a características físico-químicas muy peculiares; entre ellas podemos mencionar bajas temperaturas, oscuridad, baja tensión de oxígeno y altas presiones. Los microorganismos que viven allí están adaptados a varias de estas condiciones, las cuales resultarían extremas para los seres humanos. Por ello, la búsqueda de hongos en estos ambientes profundos permite explorar nuevas especies y acceder a cepas con peculiares características metabólicas, que podrían tener aplicaciones en procesos industriales o ambientales.

Una de las dificultades más importantes para estudiar los hongos que habitan en estos ecosistemas profundos, es la obtención de cultivos en el laboratorio. Debido a los métodos de cultivo desarrollados hasta la actualidad, muy pocos hongos se recuperan de las muestras marinas, sean agua o sedimentos. Además, los pocos aislados fúngicos que podemos cultivar en condiciones de laboratorio, muestran un lento crecimiento y generan muy poca biomasa. De esta manera, muchas veces los hongos se mueren porque no somos capaces de proporcionarles un medio de cultivo adecuado para su crecimiento. Ciertamente resulta muy difícil recrear en el laboratorio condiciones de cultivos similares a las encontradas en las profundidades marinas. Entonces, una excelente manera de salvaguardar la biodiversidad de estos hongos consiste en aislar y preservar su ADN en los refrigeradores de nuestros laboratorios.

Resultados preliminares apuntan a estas cepas como muy promisorias para la degradación de xenobióticos (contaminantes ambientales muy persistentes y poco biodegradables), como fenoles policlorados e hidrocarburos policíclicos  aromáticos, así como para el tratamiento de lodos activados y la producción de péptidos antimicrobianos, entre otras aplicaciones biotecnológicas. Sin embargo, la búsqueda de cepas fúngicas a estas profundidades impone limitantes, como los altos costos, la dependencia de robots para la toma de muestras y la necesidad de barcos para las salidas de campo. Aun así, intentamos explorar el mundo de los hongos bajo el agua. Las profundidades del mar no sólo albergan peces de colores hermosos y corales, también esconden una impresionante biodiversidad de hongos, que pueden ser utilizados en diferentes aplicaciones biotecnológicas.

* Profesor Investigador. Centro de Investigación en Dinámica Celular, UAEM

Revista Vórtice #19 La Tierra y sus habitantes “Ululando la realidad: Búhos y lechuzas”

Ululando la realidad: Búhos y lechuzas

Diana V. Molina Pedroza* autora

Cuando hablamos de búhos, los imaginamos como aves astutas y con un alto nivel de agresión. Estas aves generalmente se relacionan con la inteligencia y la sabiduría. Al igual que las lechuzas, los búhos presentan un vuelo silencioso, dos grandes ojos y un peculiar canto, semejante a un llanto o gemido. Como una creencia popular, se ha dicho que algunas veces las lechuzas se transforman en hombres que tienen un poder sobrenatural. Los búhos son animales que popularmente se asocian a la muerte, y en países como China, representan calamidades, esto a causa de sus grandes ojos y debido a la fábula que menciona que los búhos jóvenes no aprenden a volar hasta que sacan los ojos de sus progenitores. Al igual que los de los búhos, los mitos sobre las lechuzas son también místicos, por ejemplo, en el antiguo México (Teotihuacán), la lechuza era considerada como dios de la lluvia y para los aztecas era una criatura demoníaca nocturna y de un mal presagio. En Egipto, debido a sus hábitos nocturnos, la lechuza simboliza la muerte, la noche y el frío.

Como principal característica, los búhos poseen un plumaje alzado, el cual simula unas orejas, y presenta una gran variedad de colores, sus ojos son grandes y casi siempre en tonos amarillos. No tienen movilidad ocular, por lo que sólo pueden ver hacia el frente, pero su cuello puede hacer girar su cabeza hasta 270º. A pesar de su tamaño y destreza nocturna, los búhos son parientes de aves que no creerías, como el gorrión común y los colibríes. Además poseen tres párpados, uno con el que parpadean, otro que cierran para dormir y uno más que utilizan para mantener limpios sus ojos. Existen cerca de 200 tipos de búhos, que van desde los 13 centímetros, hasta poco más de medio metro de altura y pueden tener desde 10 hasta 80 centímetros de envergadura (de la punta de un ala a la otra).

Las lechuzas son de menor tamaño que los búhos, tienen la cabeza pequeña, cara aplanada y ojos grandes. Ambas aves son de hábitos nocturnos y se encuentran en casi todos los continentes, presentan hábitos alimenticios variados, ya que a pesar de que en su mayoría son cazadoras, algunas especies prefieren comer frutos. Tanto los búhos como las lechuzas son incapaces de masticar su comida, por lo que desgarran y posteriormente tragan todo el trozo de carne. Algunas veces los hermanos mayores de búhos proveen de alimento a los polluelos, esto no es algo que comúnmente realicen otras aves. Los padres son muy territoriales con sus nidos y crías.

Los búhos, las lechuzas y el resto de las aves rapaces, no presentan buche, por lo que después de un periodo de tiempo, regurgitan las partes que no son digeribles de sus presas, con lo cual forman bolas de pelo y huesos que los científicos llaman egagrópilas, y que son comúnmente comercializadas para investigación o sólo como curiosidad.

El canto de los búhos y de las lechuzas se denomina “ululato”. Hasta el momento son pocas las especies de estos animales que se encuentran en peligro de extinción, sin embargo, el deterioro de su hábitat podría afectar su tamaño poblacional.

Las lechuzas y los búhos no son portadores del mal, son aves que, por sus hábitos nocturnos y su gran habilidad para cazar, se han hecho acreedoras de mala fama por la cultura popular.

*Estudiante de licenciatura. Facultad de Ciencias Biológicas, UAEM. valeria23.dv@gmail.com