Revista Vórtice #20 Ser humano “Patologías “programadas” La importancia de la nutrición durante el embarazo”

Patologías “programadas” La importancia de la nutrición durante el embarazo

Emma Sofía Pérez Gómez * autora

Durante años se tuvo la idea errónea de que el feto estaba a salvo de cualquier daño o enfermedad mientras se encontrara dentro del vientre materno, y que cualquier resultado de un mal desarrollo en el útero se manifestaría inmediatamente o en los primeros años de vida del bebé. Sin embargo, estudios demuestran que patologías tales como la diabetes mellitus II, trastornos hormonales o metabólicos e hipertensión arterial, entre otras, se relacionan con la nutrición y los cuidados de la madre durante el embarazo. México ocupa uno de los primeros lugares en sobrepeso y obesidad infantil en el mundo, y a lo largo de su vida, estos niños pueden presentar consecuencias y complicaciones que desencadenen enfermedades crónicas no transmisibles, tales como diabetes e hipertensión. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la diabetes es una de las 10 primeras causas de muerte en el mundo y la hipertensión arterial es la responsable del 50% de las muertes por cardiopatías o accidente cerebro vascular.

Es conocido por todas las madres, por ejemplo, que el ácido fólico puede prevenir malformaciones en el tubo neural del bebé; ellas comprenden la importancia de consumirlo en las primeras semanas de embarazo y así evitar este defecto que será identificado inmediatamente después del nacimiento. Sin embargo, hoy se habla de una nueva teoría, en la que se dice que durante su crecimiento dentro del útero, el feto es susceptible a los daños y estímulos que recibe la madre por parte del medio ambiente que le rodea, y que éstos pueden influir de manera permanente en la vida del individuo, lo que da origen a “bebés programados” para padecer estas enfermedades.

Si bien es preocupante que el recién nacido tenga un peso mayor a 4 kilos, lo cual lo catalogaría como bebé macroscópico y lo predispondría a padecer diabetes en edad adulta, es también de gran relevancia que el bebé nazca con una talla y peso bajos, ya que esta condición predispone al pequeño individuo a padecer hipertensión arterial y también diabetes durante su adultez. El bebé con un bajo peso o prematuro tiene una mayor predisposición a tratar de ahorrar los nutrientes como una respuesta fetal, para así conservar glucosa para el cerebro, lo cual puede ocasionar una deficiencia para producir insulina y posteriormente, en la edad adulta, presentar una posible diabetes mellitus tipo II. De igual manera, un recién nacido con bajo peso al nacer presenta mayor vulnerabilidad al ambiente y estilo de vida, y por tanto un riesgo mayor de hipertensión arterial, a diferencia de los nacidos dentro del peso adecuado e incluso de los bebés macroscópicos. Se trata de que el feto generará una respuesta propia como medio de defensa, debido por lo general a la falta de nutrientes. El feto sufrirá una adaptación metabólica, lo que provocará una limitación en su crecimiento, sin embargo, asegurará su subsistencia dentro del útero, a pesar del déficit de nutrimentos, pero lo programará para padecer enfermedades en su vida adulta. Ahí radica la importancia de una buena alimentación materna para evitar el nacimiento prematuro y el peso bajo al nacer, ya que éstos además pueden inducir a una disfunción vascular, destacando que la nutrición que recibe el feto en el útero le ayuda a regular el desempeño de los tejidos que tienen actividad en el metabolismo después del nacimiento.

Es importante destacar que la hipertensión arterial y la diabetes son patologías que pueden predisponerse durante el desarrollo in utero, pero al igual que en otras patologías, influyen otros factores, como el ambiente, la dieta y el ejercicio en la vida adulta. Sin embargo, es trascendental que desde el embarazo la madre tenga una nutrición adecuada y completa, ya que así es seguro prevenir que el infante padezca cierta patología a temprana edad o en la edad adulta. Sin dejar de mencionar que posterior al nacimiento, será también significativo que se lleve a cabo la lactancia, de manera que la leche materna sea el único alimento durante los primeros seis meses de vida del niño y que posteriormente sea complementaria a la alimentación hasta los dos años. Esta es la mejor manera de proporcionar a los infantes la nutrición adecuada para su crecimiento y desarrollo en los primeros años de vida.

* Estudiante de licenciatura. Facultad de Nutrición, UAEM. emmasofiap30@gmail.com

Revista Vórtice #20 Ser humano “Dieta cetogénica, una dieta que sí es milagro”

Dieta cetogénica, una dieta que sí es milagro

Laura Aline Viveros Ruiz * autora

En la actualidad podemos mencionar más de diez “dietas milagro” diferentes, las cuales prometen dar resultados favorables en un tiempo corto. Normalmente, el objetivo principal de estas dietas es la reducción de peso, fácil y sin actividad física. Otra de sus características es que la mayoría se basa en el consumo de un solo alimento (como la dieta de la manzana) o grupo de alimentos (sólo frutas y verduras, por ejemplo). Cabe mencionar que hacer una restricción en los grupos de alimentos puede ser perjudicial para la salud. Una dieta correcta debe cumplir con ciertos criterios, entre los que se encuentra ser completa, lo que quiere decir que debe incluir todos los grupos de alimentos: cereales, alimentos de origen animal, frutas, verduras, leguminosas, etcétera.

A continuación te contaré sobre una dieta que ha sido popular, ya que se ha dado a conocer como una dieta milagro, no sólo por sus resultados en la reducción de peso, sino también porque tiene grandes beneficios como tratamiento terapéutico, es la dieta cetogénica.

La dieta cetogénica (DC) es alta en grasas (hiperlipídica), con un aporte de proteínas adecuado (normoprotéica) y un bajo aporte de carbohidratos. Fue diseñada para el tratamiento contra las crisis convulsivas, propias de la epilepsia. Ésta es una enfermedad propia del sistema nervioso y puede deberse a múltiples factores (genéticos y ambientales), se caracteriza por la actividad eléctrica anormal en las células cerebrales (neuronas), como un corto circuito, provocando eventos convulsivos y pérdida del conocimiento.

A principios del siglo XX, desde la Clínica Mayo, el doctor Russel M. Wilder mencionó los efectos anticonvulsivantes del ayuno, a consecuencia de la producción de los cuerpos cetónicos (CC). Los CC son compuestos producidos a partir de la oxidación (o desecho) de las grasas y tienen como función principal brindar energía al cerebro en situaciones excepcionales, pues la principal fuente de energía del cerebro es la glucosa (carbohidratos) o coloquialmente conocida como azúcar.

La propuesta del doctor Wilder era realizar una dieta rica en grasas, de donde se obtendrían los CC, y pobre en carbohidratos, mostrando mejoría en los pacientes epilépticos. Fue entonces cuando nació la dieta cetogénica. Los resultados de esta propuesta se fueron difundiendo con el paso del tiempo, sin embargo, su uso se dejó a un lado por la aparición de los primeros fármacos para las crisis epilépticas (anticomiciales) y por la dificultad para mantener este tipo de dieta durante un tiempo prolongado. Sin embargo, hace poco más de 20 años se retomó el uso de la DC para el tratamiento anticonvulsivante, sobre todo en pacientes con epilepsia refractaria (ER). Ésta es aquella en la cual, a pesar de que los pacientes lleven una prescripción farmacológica adecuada, no presentan ninguna mejoría, incluso se ve todo lo contrario, al grado de que las crisis impiden un desarrollo apropiado en los pacientes, provocando un deterioro progresivo del sistema nervioso; este tipo de epilepsia se diagnostica en niños.

Lo que se busca al realizar una dieta cetogénica es semejar los cambios bioquímicos asociados con el ayuno y así conseguir el efecto que éste ejerce en el control de las crisis convulsivas. El organismo está sometido a un estado anabólico en el ayuno, de esta manera la DC lo obliga a utilizar los nutrimentos que se encuentran en más abundancia, las grasas, como fuente de energía.

En varias ocasiones se ha demostrado que los niños con ER que han llevado la DC, al menos 50% de ellos mostraron una mejoría significativa en sus crisis convulsivas. Cabe destacar que antes de iniciar con el tratamiento se debe evaluar al paciente, la DC no es igual para todos los pacientes, ésta debe ser individualizada, aunque su diagnóstico sea parecido. Existen variantes dentro de los rangos que se manejan en los macronutrientes (carbohidratos, proteínas y lípidos), de los cuales se derivan los tipos de DC: DC clásica, DC con triglicéridos de cadena media, dieta Atkins modificada y dieta de bajo índice glucémico. Además, es necesario que durante los procesos de evaluación y tratamiento esté presente un grupo multidisciplinar (médico especialista, nutriólogo, enfermeras, psicólogo, etcétera) para adecuar el tratamiento y que así la intervención sea exitosa. En cuanto al tratamiento farmacológico, tiene que ir de la mano con la DC; también deberá de ser individualizado, ya que las crisis convulsivas son diferentes en cada paciente.

* Estudiante de licenciatura. Facultad de Nutrición, UAEM. laura.viverosr@uaem.edu.mx

Revista Vórtice #20 Ser humano “El sistema inmune en las buenas y en las malas”

El sistema inmune en las buenas y en las malas

Judith González Christen * autora

Todos los organismos vivientes estamos enfrentados a una gran diversidad de agresiones que alteran las funciones vitales, como pueden ser las radiaciones, los rayos ultravioleta, agentes químicos, como el plomo y el arsénico, o biológicos, como los virus y las bacterias. Las consecuencias pueden ser leves, que implican cambios que no alteran el desarrollo y las capacidades del organismo, o bien graves, como sería la pérdida de un órgano o parte del cuerpo, y hasta mortales. Ante esta gran variedad de riesgos, todos los seres vivos, ya sean microorganismos, plantas o animales, han desarrollado una serie de estrategias de prevención y reparación del daño; en los humanos se desarrolló el sistema inmune.

Cuando hablamos de un sistema nos referimos a un conjunto de diversas células, que dependen unas de las otras para cumplir funciones específicas. Así, el sistema inmune está formado por células que se generan en la médula ósea y pueden estar circulando en la sangre, los famosos leucocitos o glóbulos blancos, o bien localizarse en casi todos los órganos que forman el cuerpo. Los nombres específicos de estas células son: neutrófilos, monocitos, macrófagos, linfocitos B (que producen los anticuerpos), linfocitos T, células asesinas naturales (NK), células cebadas, eosinófilos, basófilos y células dendríticas.

Las funciones de estas células son:

  1. Vigilar que el cuerpo esté funcionando correctamente y que no haya destrucción de células ni presencia de células viejas o dañadas, así como detectar cuando un parásito ha ingresado al cuerpo.
  2. Si detectan algún cambio, dar una señal de alarma para limitar el daño y eliminar las células dañadas o los microbios.
  3. Diferentes tipos de leucocitos van a contraatacar. Así, si hay bacterias o células muertas, se las van a comer, pero si el agresor está dentro de una célula propia (como en el caso del cáncer), otros leucocitos van a hacer que sólo las células “enfermas” mueran. Los linfocitos B van a producir anticuerpos para marcar específicamente qué es lo que se tiene que eliminar, para que no haya errores. También hay un grupo de leucocitos cuya función es dar las órdenes adecuadas para que las demás células actúen cuando tienen que hacerlo.
  4. Cuando ya está controlado totalmente el daño, algunos leucocitos envían señales para que se mueran los leucocitos superactivados; de esta forma se evita que empiecen a atacar a las células sanas.
  5. Una vez que el peligro ha sido eliminado, se requiere reparar el daño. Para ello, algunas células “barren” los desechos celulares y secretan moléculas que permiten el crecimiento de nuevas células sanas y la regeneración del tejido.

Es así que el sistema inmune trabaja para protegernos de cualquier cambio en las buenas, pero en las malas…

En algunas personas pueden ocurrir reacciones inadecuadas que conduzcan a dos situaciones muy graves: a) que no haya suficientes células y moléculas para funcionar correctamente, a lo que denominamos inmunodeficiencias, o b) que fallen los mecanismos que evitan que los leucocitos ataquen a las células sanas, o autoinmunidad.

Las inmunodeficiencias se pueden deber a que los padres heredan alteraciones en los genes involucrados en la formación de algún elemento del sistema inmune, por lo que el bebé nace ya con defectos. Como vimos, son muchas células y moléculas las que participan, así que si se trata de una molécula que no es muy importante, la persona puede llegar a ser adulta, aunque sería propensa a infecciones y cánceres. Sin embargo, si el defecto afecta a una célula importante, le puede costar la vida en los primeros meses, ya que no es capaz de combatir infecciones.

En otras personas, esto puede ocurrir por agentes externos, como los virus, por ejemplo el VIH, que mata los linfocitos T y provoca el SIDA; o por medicamentos que destruyen las células que producen la sangre, como algunos utilizados para tratar el cáncer. Incluso el envejecimiento y la desnutrición pueden provocar inmunodeficiencias severas. Por eso, en estas personas son más frecuentes las enfermedades intestinales, respiratorias y el cáncer.

Por otro lado, el sistema inmune de algunas personas puede tener alteraciones que le impidan diferenciar correctamente a un agente extraño y peligroso, de uno que no causa algún problema. Es el caso de las alergias, o mejor llamadas hipersensibilidades. Por ejemplo, en algunas personas, los linfocitos B producen anticuerpos que se unen a una proteína del cacahuate, de forma que cuando el sujeto lo consume, se desencadenan señales de daño y se activa el sistema inmune. Pero, como no hay un verdadero peligro, termina dañando al propio organismo. Otra alteración se debe a que las mismas células de la persona atacan a su cuerpo. Por ejemplo, en las personas que tienen diabetes juvenil (o tipo I), se encuentran leucocitos que destruyen el páncreas, que es el que produce la insulina para controlar los niveles de azúcar en la sangre.

* Profesora Investigadora de tiempo completo. Facultad de Farmacia, UAEM. judith.gonzalez@uaem.mx

Revista Vórtice #19 Ser humano “Tecuani, el devorador”

Tecuani, el devorador

Raúl Valle Marquina * autor

La fauna constituye un elemento clave en expresiones religiosas, simbólicas y místicas. En diversas culturas se observa la presencia de especies animales con un papel importante en su forma de ver y explicar el mundo. Se les concibe como seres participantes en la creación, renovación y destrucción del universo; como aliados del hombre, al ayudarle a descubrir recursos para su beneficio; y como representaciones de dioses, llegando a ser figuras centrales en rituales. La fauna juega un papel preponderante al aportar numerosos elementos en la cosmovisión de distintos grupos humanos, lo cual se hace evidente en diversas manifestaciones culturales, como pinturas, esculturas, artesanías, leyendas, mitos y danzas.

La danza de los tecuanes

El término tecuani o tecuán (de origen náhuatl) se traduce literalmente como “el devorador” o “el que come gente”, haciendo generalmente referencia al felino más grande del continente americano: el jaguar, o también llamado tigre.

El jaguar (Panthera onca) es el felino que presenta históricamente la distribución más amplia en el continente americano. Habita desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina. Puede pesar hasta 160 kg y medir de 1.12 a 1.85 metros. Durante su actividad de cacería, puede atravesar caparazones de tortugas con sus poderosas mandíbulas o capturar presas de más de 200 kg, como cocodrilos. A pesar de ser un animal robusto, el jaguar es bastante ágil; puede desplazarse en un amplio territorio, saltar entre los árboles y nadar grandes distancias. Dichas características biológicas fueron determinantes para que las sociedades precolombinas hicieran del jaguar un referente simbólico en su cosmovisión, asociándolo con rituales, objetos sagrados y mitos.

La danza de los tecuanes representa una de las expresiones escénicas de la cosmovisión indígena mesoamericana, y aun cuando se desconoce con exactitud el lugar y época de su inicio, posee características que atraen la atención de los espectadores, por la interpretación teatral, humorística y de fiesta que se desarrolla durante su ejecución. Su trama se basa en la representación de los esfuerzos de unos cazadores por conseguir atrapar a un jaguar.

A pesar de que se han registrado variantes en Oaxaca, Veracruz, Chiapas y Centroamérica, esta danza tradicional se encuentra especialmente arraigada en comunidades campesinas e indígenas de estados del centro del país, como Morelos, Estado de México, Puebla y Guerrero, presentándose en distintas fiestas patronales y religiosas. De acuerdo con el historiador Óscar Cortés Palma, en esta zona la danza de los tecuanes se clasifica en cuatro variantes regionales: danza tipo Coatetelco (Morelos), tipo Acatlán de Osorio (Puebla), de los lobitos (Estado de México) y tipo Teloloapan (Guerrero), las cuales se diferencian por los personajes, el vestuario y las melodías con las que se bailan.

De las cuatro variantes regionales, la danza de los tecuanes tipo Coatetelco es la más interpretada, bailándose principalmente en comunidades de Morelos y Guerrero. Su nombre fue designado por el investigador mexicano Fernando Horcasitas al estudiar la danza en la comunidad indígena de Coatetelco, Morelos, en la década de 1970.

La trama general en esta variante comienza cuando el salvadorchi, o hacendado, encarga a su mayeso (ayudante) que capture al jaguar que ataca a sus animales. Sin embargo, al fracasar éste en el cumplimiento de la tarea, el hacendado contrata a cazadores (el lancero, el flechero, el trampero, el yerbero, el tirador y el rastrero, junto con sus perros), y con ayuda del ermitaño, quien es un sabio loco que conoce los montes, cazan al tecuani. El pitero es un personaje invariable en la mayoría de las versiones de la danza y es quien mediante una flauta de carrizo y un tambor toca las diferentes melodías. Otros personajes que aparecen en la trama son venados, zopilotes y doctores. Estos últimos curan a los heridos durante la búsqueda y el enfrentamiento con el jaguar.

En comunidades indígenas como Coatetelco, Xoxocotla, Alpuyeca, Ocotepec y Tetelpa, en el estado de Morelos, es considerada como una danza teatro, en la que aún se conservan los diálogos originales en náhuatl, sin embargo, en lugares de la región de la montaña de Guerrero, como Zitlala, la danza de los tecuanes representa una ceremonia ritual, en la que los tecuanis verdes y amarillos combaten tan fuerte que sangran, como un acto de sacrificio. El derramamiento de sangre tiene como finalidad la bendición de las semillas y la petición de lluvia para el temporal ante la Santa Cruz el 3 de mayo, lo que muestra una mezcla entre elementos prehispánicos y novohispanos.

Finalmente, vale la pena concluir que la recuperación y conservación de estas tradiciones, donde los elementos principales son representados por animales, no solamente ayuda a resguardar componentes de la identidad de las comunidades, sino también refuerza el valor sociocultural de la fauna, destacándola como elemento importante de las diferentes expresiones culturales.

* Estudiante de maestría. Centro de Investigaciones Biológicas, UAEM. rvallemarquina@hotmail.es

Revista Vórtice #19 Ser humano “¿Qué tanto sabes sobre las dietas?”

¿Qué tanto sabes sobre las dietas?

María Fernanda Cano Bernal * Autora

Actualmente han surgido enfermedades crónicas que están relacionadas directamente con el estilo de vida y la alimentación, ya que se consumen mayormente alimentos procesados, que son ricos en grasas saturadas, azúcares y sodio, y que son a los cuales se atribuye la aparición de enfermedades, aunque también se deben a problemas genéticos que pueden desencadenar una deficiencia de alguna enzima o mal funcionamiento del organismo.

Dieta Paleolítica

Se basaba en alimentos de origen animal. Como ahora sabemos, la alimentación de nuestros antepasados era escasa y la caza de animales que tenían a su alcance era la opción más satisfactoria para ellos. En la actualidad existen diversas civilizaciones, las cuales aún sobreviven con base en esta dieta, civilizaciones aisladas del mundo actual, que habitan, por ejemplo, en zonas tropicales. Sin embargo, no sólo se practica la caza de animales, sino que también se practica la agricultura. Realizar un estimado de nutrientes de estas civilizaciones nos podría dar una noción de los que son “genéticamente benéficos” para la humanidad en la actualidad, dependiendo de la ascendencia o de la zona geográfica para que, de esta manera, estos nutrientes puedan ser mejor aprovechados, e incluso usados para la prevención de enfermedades.

En comparación con la dieta actual (carnívora), existe una diferencia no sólo en el tipo de animal, sino también en la calidad de la carne; por ejemplo, hace millones de años los animales tenían un porcentaje de grasa inferior al de los animales domesticados utilizados para el consumo humano, tomando en cuenta que eran “libres”, entonces el ejercicio de la supervivencia era lo que aumentaba su porcentaje muscular y disminuía el porcentaje de grasa. Por lo tanto, la cantidad de calorías era menor y la cantidad de proteínas era mayor por gramo de carne, lo que se ve reflejado en la actualidad con la tasa de enfermedades relacionadas con la obesidad.

 Hablando de los alimentos de origen vegetal, la alimentación se basaba en distintos granos y cereales, plantas silvestres, etcétera. Actualmente se conocen sus propiedades, como los aminoácidos, que contienen un nivel óptimo de proteínas y bajo de calorías; esta dieta se basa en el aumento de proteínas y disminución de calorías, como era utilizada por nuestros antepasados. Planteando más estudios sobre esta dieta se pueden prevenir enfermedades o tratar algunas con base en ella.

Dieta DASH

La dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension, que significa estrategias dietéticas para detener la hipertensión) es un plan de alimentación que ha sido utilizado con el fin de disminuir la presión arterial, donde no se necesita tratamiento farmacológico.

Características de la dieta:

  • Consumo limitado de sodio (1500-2300 mg/día)
  • Baja en grasas saturadas y colesterol
  • Promueve el consumo de frutas y verduras, obteniendo así grandes cantidades de minerales como potasio, calcio y magnesio
  • Fomenta el consumo de cereales con alto contenido de fibra

En este plan alimenticio se recomienda el consumo de:

7-8 porciones de cereales
4-5 porciones de verduras
4-5 porciones de frutas
2-3 porciones de lácteos descremados
2-3 porciones de aceites y grasas
2 o menos porciones de carne, pollo, pescado
5 porciones de azúcares por semana

El consumo de alimentos procesados contribuye a un aumento de la presión arterial, ya que tienen un alto contenido en sodio, por esa razón se recomienda disminuir su consumo.

Dieta Cetogénica

Consiste en un alto consumo de lípidos, es baja en carbohidratos y con un valor adecuado en proteínas; así, la mayor parte de la energía se obtiene de los depósitos de grasa y de los ácidos grasos, y esto evita la producción de metabolitos antioxidantes y genera un aumento en la producción de energía en el tejido cerebral.

Esta dieta surgió por la necesidad de controlar ataques de epilepsia, a raíz de un estudio en niños y adultos realizado por Guelpa y Marie a principios de 1920. Tiene como objetivos mejorar las crisis y el patrón electroencefalográfico, evitar el deterioro neurológico y mantener un correcto crecimiento y desarrollo del niño.

Con la evolución del hombre y de la ciencia, han surgido nuevas alternativas para el control y prevención de enfermedades a través de las dietas,que son una parte fundamental de nuestra vida.

* Estudiante de licenciatura. Facultad de Nutrición, UAEM. 106.mfcb@gmail.com

Revista Vórtice #19 Ser humano “La neuropsicología en el tratamiento de la Enfermedad de Parkinson”

La neuropsicología en el tratamiento de la Enfermedad de Parkinson

Carlos José Aragón Carrillo * Autor

La Enfermedad de Parkinson (EP) es una de las enfermedades neurodegenerativas (muerte progresiva de neuronas) más comunes que aparecen en la edad adulta. La EP está teniendo un gran impacto en nuestra sociedad y actualmente ocupa el segundo lugar entre los padecimientos degenerativos del sistema nervioso en la población adulta de México.

Las personas que viven con EP pueden presentar síntomas motores y no motores. Entre los síntomas motores más frecuentes se encuentran el temblor, la rigidez o resistencia al movimiento, la disminución del movimiento espontáneo y la inestabilidad postural. En cuanto a los síntomas no motores, estos pacientes presentan problemas visoespaciales, de atención y en las funciones ejecutivas.

Es importante considerar que entre más temprano se detecte la enfermedad y se administre el tratamiento adecuado, se estará asegurando una mejor condición de vida a la persona y a su familia. En la actualidad, el diagnóstico se establece con base en el análisis de los síntomas, por tanto, se realiza de forma clínica. El especialista médico adecuado para realizar el diagnóstico es el neurólogo. Sin embargo, es valioso que la población conozca algunos de los síntomas que más se re portan en las personas que desarrollan EP: temblores o contracciones en las extremidades, mentón y labios; cambio radical en la forma de la escritura, la letra se hace mucho más pequeña o se juntan y enciman las palabras; pérdida en la capacidad para distinguir olores, por ejemplo, ya no se puede distinguir el olor de la canela, o alimentos con vinagre; presencia de estreñimiento; disminución del volumen de la voz; pérdida de la expresión facial, algo que se le conoce como aspecto de máscara; cambios en cómo se duerme, caídas de la cama, lanzar golpes mientras se duerme; mucha rigidez en brazos, piernas y en el cuerpo en general, así como un pronunciado encorvamiento de la espalda.

Cuando se establece el diagnóstico de EP es fundamental contar con un grupo multidisciplinario que asista tanto a la persona como a su grupo cercano, principalmente familia y cuidadores. El grupo multidisciplinario debe integrarse por distintos profesionales: neurólogo, nutriólogo, psicólogo, neuropsicólogo, psiquiatra y terapista físico. En el ámbito de la psicología, se puede recurrir a la neuropsicoterapia y a la intervención neuropsicológica. Entre las actividades de la neuropsicología se encuentran la elaboración y la evaluación de planes de intervención, de los cuales se recomienda el modelo funcional o ecológico, que implica la descripción de cómo participan los procesos cognoscitivos en la realización de actividades de la vida diaria, cosas habituales como hacer compras, utilizar el servicio de transporte, realizar pagos, cruzar una calle, por citar algunos ejemplos. Para llevar a cabo la intervención neuropsicológica, se debe hacer una valoración individual profunda de las funciones neuropsicológicas (memoria, atención, lenguaje, praxias, gnosias, etcétera).

También deben considerarse todas las actividades que la persona realiza a lo largo de su día, esto incluye actividades sociales, familiares y laborales. Posterior a la fase de evaluación, se establece el programa de intervención neuropsicológica, que consiste en planear ejercicios y tareas que impacten de manera positiva en las actividades que la persona realiza día a día.

El estado de Morelos requiere más espacios con especialistas que atiendan a esta población desde la neuropsicología. En Cuernavaca, uno de los lugares donde se brinda este tipo de atención es el Centro de Investigación Transdisciplinar en Psicología (CITPsi), perteneciente a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

*Jefe de Transferencia de Conocimientos. Centro de Investigación Transdisciplinar en Psicología, UAEM.

Revista Vórtice #18 Ser humano “Exclusión social, depresión y suicidio”

Exclusión social, depresión y suicidio

Armando Hernández Toledo * autor

La necesidad subjetiva de pertenecer parece ser de fundamental importancia en el ser humano . Se ha dicho que la humanidad es esencialmente gregaria y política, pues donde mejor se percibe el bienestar subjetivo individual, es en el seno de pequeños núcleos de seres humanos, en los que se sabe que se pertenece a un todo más grande y se puede interactuar de manera libre y significativa. Esta necesidad de pertenecer y participar es tan esencial,que se ha visto que la separación, el aislamiento y la exclusión social pueden llegar a ser verdaderamente insoportables para el individuo, y peligrosos tanto para su supervivencia física como para su estabilidad emocional.

Una nueva ola de investigaciones ha mostrado que el aislamiento social, voluntario o por exclusión, tiene graves consecuencias físicas, cognitivas y emocionales. Por ejemplo, son patentes los patrones disruptivos del sueño, la alteración negativa del sistema inmune y los niveles elevados de hormonas de estrés, con su consecuente proceso inflamatorio. Un reciente estudio de la Universidad de York halló que la soledad incrementa el riesgo de enfermedades coronarias en un 29% y el de ataque al miocardio en un 32%. Otro metaanálisis recogió datos de 70 estudios y 3.4 millones de personas: halló que los individuos que han quedado socialmente aislados tienen un 30% más de riesgo de morir en los siete años siguientes, y que este efecto se potencia en la edad mediana.

Suicidio: nuestro mundo social muere antes de que nos matemos

En las postrimerías del siglo XIX, el científico social Émile Durkheim ya se preguntaba por qué unos grupos sociales tienen índices de suicidio más altos que otros. Él se convirtió en uno de los primeros académicos en utilizar el método científico para estudiar los fenómenos sociales, gracias a su curiosidad por saber si las sociedades podían permanecer unidas y formar un todo coherente, en una situación de creciente diversidad étnica y de mayoritario declive de la religiosidad. De ascendencia judía, fue Durkheim quien acuñó el término “integración social”, pues desde entonces ya entendía que la estructura de la sociedad podía ejercer un poderoso influjo en el individuo. Este científico social se especializó en las condiciones que hacían que la sociedad y el individuo estuvieran enfrentados y cómo podía esto predisponer a una persona para quitarse la vida.

Los descubrimientos de Durkheim echaron por tierra la vieja idea de que las razones que tiene un individuo para suicidarse siempre son de naturaleza personal y nada tienen que ver con su entorno social. Lo que descubrió hace poco más de un siglo, y que ha sido corroborado por la investigación actual, es que los menos felices en la sociedad, y por ende los más propensos a suicidarse, son aquellos que carecen de apegos fuertes (individuos sin hijos, solteros, viudos o divorciados), en contraste con las personas que permanecen casadas o tienen hijos. Esto quizá se deba que quienes cuentan en su vida con seres queridos, tienen supuestamente a alguien por seguir viviendo.

Durkheim concluyó que el suicidio era la respuesta más extrema a la experiencia individual de ruptura con los otros. Dado que los seres humanos necesitan sentirse fuertemente vinculados y cubiertos por su grupo, quienes se suicidan lo hacen porque, por alguna razón, no han logrado la total integración con su comunidad inmediata. Según él, los suicidas sufren de una “excesiva individuación”; esto significa que la gente se quita la vida porque se siente excluida y no es tomada en cuenta, no ha encontrado su lugar en el grupo y eso, a la larga, es sencillamente insoportable.

De acuerdo con lo anterior, la solución al suicidio no radica en ninguna terapia individual que le haga cambiar al paciente su forma de percibir (pensar y sentir) su estado de exclusión, sino en reconciliar al individuo con su comunidad, a fin de aumentar sus niveles de felicidad y satisfacción y reducir la depresión de su estado de ánimo.

Es un hecho que día con día hay más gente en el mundo, pero eso, paradójicamente, no ha evitado que el individuo promedio se sienta cada vez más solo y desconectado de los demás, en una cultura que precisamente promueve el individualismo y no fomenta el sentimiento de comunidad, pertenencia, participación y logro grupal. La soledad y la desconexión generan depresión y tristeza, y cada vez hay más gente triste y deprimida.

Se calcula que hay en el mundo más de trescientos treinta millones de casos de depresión grave, patología que ocasiona tristeza abrumadora y pérdida de placer al realizar las actividades cotidianas. Esta realidad ha puesto al descubierto una tragedia humana que no puede ser ignorada. No puede estar bien morir de tristeza y soledad por no poder (o no saber) hacer conexión con los demás.

* Profesor de Tiempo Completo. Escuela de Estudios Superiores de Mazatepec, UAEM. a.h.toledo@hotmail.com