Revista Vórtice #20 La Tierra y sus habitantes “El agua: un recurso invaluable”

El agua: un recurso invaluable

Ma. Guadalupe Aranda Figueroa * autora

El desarrollo tecnológico, industrial y de servicios crece rápidamente, y con ello la demanda de recursos naturales. A su vez, la población es cada vez más numerosa, nunca antes en la historia de la humanidad los recursos naturales han tenido que soportar una demanda de poco más de 7 mil millones de habitantes.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que para el año 2050 la población del planeta se estabilizará en alrededor de 10 mil millones de habitantes, es decir, que por cada siete personas que vemos hoy, habrá 3 más. Pero el reto no es sólo por números; a medida que las sociedades se desarrollan, los patrones de consumo requieren de un mayor uso directo o indirecto de recursos, sobre todo tierra de tipo agrícola y agua dulce.

El agua potable es necesaria para cada organismo vivo en la Tierra. Se estima que de la cantidad total de agua, sólo el 2.5% es dulce y el 98.8% de esta agua se encuentra en el subsuelo o está en forma de hielo, y menos del 0.3% se encuentra en lagos, ríos y la atmósfera, siendo sólo esta cantidad la aprovechable para las actividades del ser humano. Por ello, podemos notar que el agua juega un papel vital en la economía mundial, por su amplio uso en la agricultura, sector que emplea aproximadamente el 65% del agua dulce, debido a los sistemas de irrigación ineficientes que ocasionan grandes pérdidas. Asimismo, el sector industrial consume el 25%, mientras que otros servicios urbanos, el uso en actividades domésticas y comerciales consumen aproximadamente el 10% restante.

Sin duda, uno de los problemas más críticos que vivimos en la actualidad es la escasez de agua, debido principalmente a la desproporción que existe entre la cantidad de agua generada en forma natural y la explotación de este valioso recurso. Además, en las últimas décadas, el sector industrial ha mantenido un rápido y continuo crecimiento, provocando el aumento en el consumo y la demanda de agua dulce para la realización de todos sus procesos, los cuales en consecuencia han aumentado los volúmenes de aguas residuales descargadas, provocando un impacto drástico en el medio ambiente.

En el Programa Nacional Hídrico 2014-2018, México contempla nuevas políticas y formas de gestión del recurso hídrico. El panorama del agua en México es preocupante, por lo que el gobierno de la república lo reconoce como un asunto de seguridad nacional, procurando el cuidado del agua y el saneamiento de las aguas residuales, y destaca que son metas relevantes a cumplir, enfatizando que la crisis del agua pone en riesgo el desarrollo que podría tener el país en los próximos años. Actualmente, el nuevo paradigma que enfrenta y tendrá que superar el hombre, es el mantener un desarrollo sostenible en materia de agua. Éste se basa en garantizar la satisfacción de las necesidades presentes de la sociedad, sin comprometer la satisfacción de las necesidades futuras, lo que significa un cambio en la forma de producir y de consumir, un cambio de actitud entre el hombre y la naturaleza, motivando a buscar sistemas de producción sostenibles, de bajos insumos naturales, de forma tal que mantengamos las reservas del capital natural.

La agricultura es otra de las actividades económicas de México que depende del clima. En el año tenemos época de lluvias y de estiaje (sequía); este último es uno de los fenómenos naturales que más daño causan a la población del mundo en general, incluso en zonas consideradas como lluviosas, por lo que estamos expuestos a su eventual ocurrencia. En México se han presentado sequías de manera frecuente y persistente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la última sequía reportada entre los años 2011 y 2012, afectó más del 80% del territorio nacional y causó pérdidas superiores a 16 mil millones de pesos tan sólo en el sector agropecuario; además, provocó serios problemas de desabasto de agua en las comunidades rurales de las regiones más áridas y vulnerables del país.

Por tanto, este recurso vital debe ser considerado como uno de los principales componentes del capital natural de una nación, y debemos analizar su uso racional, su reposición y su conservación, para garantizar la sostenibilidad de la estructura económica. Si bien hoy en día contamos con mayor conocimiento científico y desarrollo tecnológico para hacer frente a la crisis en materia de agua, es necesario complementarlo con una adecuada toma de decisiones, planeación estratégica e implementación de acciones, como el desarrollo y aplicación de tecnologías sustentables, cuidando atender los aspectos de carácter político, económico y social, que permitan adoptar medidas de regulación que conduzcan a una gestión apropiada del valioso recurso hídrico.

* Estudiante de maestría. Facultad de Ciencias Químicas e Ingeniería, UAEM. g.aranda.iq@gmail.com