Revista Vórtice #19 La Tierra y sus habitantes “Hongos en las profundidades del mar”

Hongos en las profundidades del mar

Ramón A. Batista García* autor

Las profundidades marinas no sólo albergan secretos de piratas y de barcos hundidos por guerreros de antaño; en lo profundo del mar podemos encontrar una inmensa diversidad de organismos: peces, esponjas, cangrejos, erizos… y también microorganismos.

Entre los microorganismos que habitan los fondos marinos se encuentran los hongos, aunque no son los mayoritarios. Los hongos son organismos excepcionales; nos asombran por su diversidad, su metabolismo y su capacidad de crecer sobre una gran variedad de sustratos.

Los hongos que habitan profundidades mayores a 700 m han sido muy poco abordados, sin embargo, en la comunidad científica internacional existe una gran expectativa sobre las ventajas biotecnológicas que pueden ofrecer estos organismos. Algunas investigaciones se han centrado en el estudio de hongos que viven muy estrechamente con las esponjas, las cuales son invertebrados marinos primitivos, que filtran diariamente miles de litros de agua de mar. En su interior se concentra una gran cantidad de animales microscópicos, plantas y nutrientes, que en su conjunto constituyen un medio ideal para el crecimiento de microorganismos como los hongos.

El Centro de Investigación en Dinámica Celular, en conjunto con investigadores de University College Cork (Irlanda), trabaja en la caracterización de hongos aislados de esponjas marinas, endémicas de la plataforma irlandesa. Se han aislado aproximadamente 14 hongos de estas esponjas.

Actualmente se trabaja en la caracterización del potencial biotecnológico de estos hongos para la producción de péptidos microbianos como posibles agentes terapéuticos, y en paralelo, se analiza la posibilidad de usarlos en estrategias de micorremediación (uso de hongos para la biorremediación de contaminantes).

Los fondos marinos están sometidos a características físico-químicas muy peculiares; entre ellas podemos mencionar bajas temperaturas, oscuridad, baja tensión de oxígeno y altas presiones. Los microorganismos que viven allí están adaptados a varias de estas condiciones, las cuales resultarían extremas para los seres humanos. Por ello, la búsqueda de hongos en estos ambientes profundos permite explorar nuevas especies y acceder a cepas con peculiares características metabólicas, que podrían tener aplicaciones en procesos industriales o ambientales.

Una de las dificultades más importantes para estudiar los hongos que habitan en estos ecosistemas profundos, es la obtención de cultivos en el laboratorio. Debido a los métodos de cultivo desarrollados hasta la actualidad, muy pocos hongos se recuperan de las muestras marinas, sean agua o sedimentos. Además, los pocos aislados fúngicos que podemos cultivar en condiciones de laboratorio, muestran un lento crecimiento y generan muy poca biomasa. De esta manera, muchas veces los hongos se mueren porque no somos capaces de proporcionarles un medio de cultivo adecuado para su crecimiento. Ciertamente resulta muy difícil recrear en el laboratorio condiciones de cultivos similares a las encontradas en las profundidades marinas. Entonces, una excelente manera de salvaguardar la biodiversidad de estos hongos consiste en aislar y preservar su ADN en los refrigeradores de nuestros laboratorios.

Resultados preliminares apuntan a estas cepas como muy promisorias para la degradación de xenobióticos (contaminantes ambientales muy persistentes y poco biodegradables), como fenoles policlorados e hidrocarburos policíclicos  aromáticos, así como para el tratamiento de lodos activados y la producción de péptidos antimicrobianos, entre otras aplicaciones biotecnológicas. Sin embargo, la búsqueda de cepas fúngicas a estas profundidades impone limitantes, como los altos costos, la dependencia de robots para la toma de muestras y la necesidad de barcos para las salidas de campo. Aun así, intentamos explorar el mundo de los hongos bajo el agua. Las profundidades del mar no sólo albergan peces de colores hermosos y corales, también esconden una impresionante biodiversidad de hongos, que pueden ser utilizados en diferentes aplicaciones biotecnológicas.

* Profesor Investigador. Centro de Investigación en Dinámica Celular, UAEM

Esta semana en la ciencia 14|42

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