La neuropsicología en el tratamiento de la Enfermedad de Parkinson
Carlos José Aragón Carrillo * Autor
La Enfermedad de Parkinson (EP) es una de las enfermedades neurodegenerativas (muerte progresiva de neuronas) más comunes que aparecen en la edad adulta. La EP está teniendo un gran impacto en nuestra sociedad y actualmente ocupa el segundo lugar entre los padecimientos degenerativos del sistema nervioso en la población adulta de México.
Las personas que viven con EP pueden presentar síntomas motores y no motores. Entre los síntomas motores más frecuentes se encuentran el temblor, la rigidez o resistencia al movimiento, la disminución del movimiento espontáneo y la inestabilidad postural. En cuanto a los síntomas no motores, estos pacientes presentan problemas visoespaciales, de atención y en las funciones ejecutivas.
Es importante considerar que entre más temprano se detecte la enfermedad y se administre el tratamiento adecuado, se estará asegurando una mejor condición de vida a la persona y a su familia. En la actualidad, el diagnóstico se establece con base en el análisis de los síntomas, por tanto, se realiza de forma clínica. El especialista médico adecuado para realizar el diagnóstico es el neurólogo. Sin embargo, es valioso que la población conozca algunos de los síntomas que más se re portan en las personas que desarrollan EP: temblores o contracciones en las extremidades, mentón y labios; cambio radical en la forma de la escritura, la letra se hace mucho más pequeña o se juntan y enciman las palabras; pérdida en la capacidad para distinguir olores, por ejemplo, ya no se puede distinguir el olor de la canela, o alimentos con vinagre; presencia de estreñimiento; disminución del volumen de la voz; pérdida de la expresión facial, algo que se le conoce como aspecto de máscara; cambios en cómo se duerme, caídas de la cama, lanzar golpes mientras se duerme; mucha rigidez en brazos, piernas y en el cuerpo en general, así como un pronunciado encorvamiento de la espalda.
Cuando se establece el diagnóstico de EP es fundamental contar con un grupo multidisciplinario que asista tanto a la persona como a su grupo cercano, principalmente familia y cuidadores. El grupo multidisciplinario debe integrarse por distintos profesionales: neurólogo, nutriólogo, psicólogo, neuropsicólogo, psiquiatra y terapista físico. En el ámbito de la psicología, se puede recurrir a la neuropsicoterapia y a la intervención neuropsicológica. Entre las actividades de la neuropsicología se encuentran la elaboración y la evaluación de planes de intervención, de los cuales se recomienda el modelo funcional o ecológico, que implica la descripción de cómo participan los procesos cognoscitivos en la realización de actividades de la vida diaria, cosas habituales como hacer compras, utilizar el servicio de transporte, realizar pagos, cruzar una calle, por citar algunos ejemplos. Para llevar a cabo la intervención neuropsicológica, se debe hacer una valoración individual profunda de las funciones neuropsicológicas (memoria, atención, lenguaje, praxias, gnosias, etcétera).
También deben considerarse todas las actividades que la persona realiza a lo largo de su día, esto incluye actividades sociales, familiares y laborales. Posterior a la fase de evaluación, se establece el programa de intervención neuropsicológica, que consiste en planear ejercicios y tareas que impacten de manera positiva en las actividades que la persona realiza día a día.
El estado de Morelos requiere más espacios con especialistas que atiendan a esta población desde la neuropsicología. En Cuernavaca, uno de los lugares donde se brinda este tipo de atención es el Centro de Investigación Transdisciplinar en Psicología (CITPsi), perteneciente a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
*Jefe de Transferencia de Conocimientos. Centro de Investigación Transdisciplinar en Psicología, UAEM.